*“LA UNIVERSIDAD NECESARIA”*
*Dante Pino Pascucci Stelluto*
Este planteamiento se ha formulado desde hace algún tiempo, y aún hoy sigue teniendo sentido referirlo. Indagando al respecto nos encontramos con una figura conocida en el mundo universitario iberoamericano, e inclusive en el quehacer universitario venezolano, particularmente en el de la Universidad de Los Andes, se trata de Darcy Ribeiro. No entraremos en los pormenores de lo que fue su presencia en la ULA, trataremos sí la idea contenida en esta expresión: *“La Universidad Necesaria”*, esa que en lo académico y en lo administrativo, en el caso de América Latina, se debe corresponder con la realidad de la región; en dicha universidad deben estar contenidos los elementos que sean capaces de generar un proceso dinámico en lo educativo y social orientados a estimular cambios necesarios.
Por su parte, Pablo González Casanova, sociólogo mexicano, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (1970 a 1972), publica el libro *La universidad necesaria en el siglo XXI*, ediciones Era, México, 2001. En dicho texto el autor plantea la idea de diseñar nuevos proyectos que tengan como marco de referencia “una relación Estado-sociedad-universidad-mercado”, que haga posible, la "nueva universidad" o, mejor aún, la "universidad necesaria" para el siglo XXI. Al reseñar la obra en referencia, Ramón Tamayo Flores Alatorre, en Perfiles educativos vol.23, no.91. Ciudad de México 2001, señala que: “González Casanova aporta la idea de equidad cuando se cuestiona: ¿Cuál es la universidad necesaria? Y explica, no la que queremos en lo singular, sino la que se necesita en lo plural; la que proporciona soluciones armónicas ente las partes e impulsa el desarrollo de la ‘verdadera democracia, ciencia, tecnología y humanismo’, a decir del propio autor”.
El padre Luis Ugalde, quien fue rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) entre 1990 y 2010, en el sitio web de la institución da a conocer un ensayo intitulado *LA UNIVERSIDAD NECESARIA PARA EL SIGLO XXI*, allí expresa que: *“Necesitamos un poco de irreverencia para desmontar fantasmas y construir realidades” (Pág. 1)*. Igualmente, al referirse al tipo de institución académica opuesta a la universidad *“única, leal y subordinada al proyecto del gobierno”,así concebida por ciertas posiciones dogmáticas, plantea la existencia de la universidad “autónoma y plural, independiente del gobierno, aunque coordinada, como se expresa en la Constitución (art.109). Ambas disputan de tal manera que la lucha, a mi modo de ver, está impidiendo la libre discusión y el logro de los urgentes acuerdos y decisiones para que se garantice el funcionamiento razonable y un futuro que, al menos, no sea desastroso” (Ibid. Pág. 2).*
En lo que corresponde al grupo de universitarios que abriga la esperanza de poder contribuir a la transformación de lo que hay actualmente en el campo académico, en la relación Estado-Universidad, también hacemos referencia a la idea con la que se encabeza este escrito. Al respecto señalamos que compartimos una idea de la *“Universidad Necesaria”*, y así ha sido comunicado en el grupo denominado *“CAFÉ UNIVERSITARIO”*, grupo que abiertamente, sin exclusión y democráticamente se reúne para abordar temas de palpitante actualidad en lo que al mundo de la educación y de las máximas Casas de Estudios Superiores se refiere, así como también para discutir los más variados temas de interés local, regional, nacional y mundial, en un ambiente de pluralidad y de libertad de pensamiento y de expresión.
La Alma Mater que queremos es la que se define como casa del saber al servicio de la sociedad, capaz de orientar doctrinariamente en la procura de la solución de los problemas que aquejan al ser humano, y aquí cobra fuerza la idea de Edgar Morin, esa que nos recomienda ocuparnos de “enseñar la condición humana y enseñar la identidad terrenal”, asunto de supremo interés en estos tiempos de la sociedad del conocimiento, de las tecnologías de la información y de la comunicación, porque debemos saber “enfrentar las incertidumbres”, lograr “comunicación humana” ,empática , para sinérgicamente dirigirnos a la construcción de una “ética del género humano”.
La *“Universidad Necesaria”* debe orientarse a la conformación de un liderazgo que desconcentre el poder, que lo desmonopolice y lo coloque a salvo de las tendencias grupales absolutistas; en todos los órdenes, incluido en el académico, una visión democrática de la institución puede provocar respuestas favorables en aras del progreso de la sociedad. Las universidades tienen que ser instituciones de vanguardia, no sólo por motivos que se derivan del deber jurídico, sino también por poderosísimos argumentos históricos y esenciales, esto es, por razones inherentes a su propia naturaleza. Sus áreas de atención prioritaria tienen que conformarse de manera integral por la docencia, la investigación y la acción social.
Compartimos lo señalado por Juan Pablo ll en una de sus visitas a la América Latina, en dicha oportunidad expresó que la universidad debe ser “una institución capaz de defender al hombre como tal, sin subterfugios, sin ningún pretexto y por la sola razón de que el hombre tiene una dignidad única”. El reconocido y respetado profesor de la ULA, Roberto Donoso, en su obra *Mito y Educación*, publicada en Argentina en 1999 por Espacio Editorial, nos dice que los avances de la ciencia y de la tecnología, que dan una gran contribución a la solución de los problemas humanos, deben ser colocados en una perspectiva social. Agrego a lo dicho que esa la misión ética de la universidad.
El renacer de la universidad, con sus líderes y demás actores fundamentales: profesores, estudiantes, personal administrativo, técnico y obrero, egresados y los ciudadanos todos, en conjunción de propósitos y esfuerzos, dependerá en una medida no poco importante de cuánto podemos compartir y materializar el sentimiento de que ella es el centro ideal para la maduración de una nueva cultura, cuyo énfasis esté en conformar una sólida práctica en favor de los derechos de la persona humana.
