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martes, 6 de junio de 2017

Carta al Rector de la Universidad de Los Andes. Vladimir Aguilar

VLADIMIR AGUILAR CASTRO
Profesor Titular
Universidad de Los Andes

El contexto
No sé si merezca usted una carta pública por aquello de la investidura vencida que detenta. No obstante, me ha tocado confrontar la mayor afrenta a mi persona que deseo responder en estas líneas.

Ha tenido usted la sutileza de cuidar sus palabras públicamente pero ha tenido la bajeza de señalar que soy un corrupto entre sus círculos del terror chismoso. No solo eso. Como cual vulgar falso positivo, para no restituirme en mi condición de Coordinador del Doctorado en Estudios Políticos de la Universidad de Los Andes acordado por el Tribunal Estadal en lo Contencioso Administrativo el pasado mes de febrero, procede usted con los secuaces de su Tribunal Supremo de Justicia (su Servicio Jurídico Asesor) a interponer denuncia en mi contra por ante el Ministerio Público.

Dos razones fueron las que motivaron mi actuación ante el contencioso: una, la recomendación hecha por el propio Consejo Nacional de Universidades (CNU) de acudir al contencioso luego de haber agotado la sede administrativa universitaria donde no tuve respuesta alguna a mi petitorio; dos, el contenido de las violaciones cometidas contra otros dos coordinadores de postgrados semejantes a las cometidas contra mí y la decisión del tribunal de restituirlos en sus cargos.

Finalmente usted mostró su carta. Unas pruebas que supuestamente comprometían mi gestión como Coordinador del Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL) y del Doctorado en Estudios Políticos, después de 10 años de apuestas institucionales.

La supuesta carta que usted dio a conocer en comunicación de fecha 7 de octubre del 2016, dirigida a la Decana Encargada de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, y que explicó a medias, habla de pagos pero no hay manera de verificar que eso haya sido recibido y mucho menos depositado en cuenta alguna. Se trata de propuestas (no fueron las únicas) para que estudiantes ecuatorianos pudieran venir a la ULA a realizar estudios de cuarto nivel. Ellos las necesitaban para gestionar créditos educativos y becas ante la banca del Ecuador. Nunca pudieron obtener los créditos, en consecuencia, nunca hubo pago señor Rector. Tan simple como eso.

Lo antes señalado fue explicado a la Comisión del Consejo de la Facultad que investigaría “supuestas irregularidades” en el Doctorado en Estudios Políticos, en fecha 12 de diciembre del 2016. Una averiguación que por cierto usted le ordenó a la Decana Encargada de la Facultad, casi cuatro meses después de mi sustitución como Coordinador del Doctorado en Estudios Políticos, y en la cual se felicitaba por mi gestión. Una investigación que no tuvo resulta alguna y que en febrero de este año, ocho meses después de mi sustitución, al haber sido usted notificado por el Tribunal Estadal en lo Contencioso Administrativo de la obligación de restituirme en mi cargo, procedió con sus cancerberos juristas a denunciarme ante la Fiscalía.

Usted no juega limpio señor Rector. El día miércoles 22 de junio del 2016 se lo fui a exponer y usted no me atendió. No tenía tiempo. Me mandó a pedir un Informe el cual le llevé al día siguiente, y no fue suficiente para someternos al escarnio público.

A través de sus cuasimodos y titiriteros, junto a su política de chismes desde su laboratorio mayor, el Rectorado, ha pretendido sacarnos de juego en alianza perfecta con sus voceros locales. Confieso que la jugada fue maestra pero todavía faltan cosas por dilucidar. Así no se gestionan las instituciones señor Rector. La crisis de país que tenemos es precisamente por la ausencia de funcionarios que se metan en el rol de hombres de Estado y de instituciones como la universidad.

L'autonomie c'est moi
Al igual que Louis XIV, para quien la soberanía descansaba en él, para usted la autonomía tiene sentido sí, y solo sí, reside en su poder y en su autoridad. Nuestra “traición” fue a su universidad corporativa pues finalmente les propusimos a los estudiantes ecuatorianos que se vinieran, como estudiantes extranjeros, a inscribirse directamente en la ULA. Estos, que son los que verdaderamente están inscritos en nuestra universidad, le dirigieron una misiva a usted en fecha 26 de junio del 2016 donde le explican todo. No han pagado nada en dólares. Todo lo que han desembolsado lo han hecho en bolívares en las cuentas de la ULA. Usted lo sabe señor Rector ya que en sus manos reposa esa otra carta que los estudiantes ecuatorianos le enviaron y que no ha querido mostrar.

Señor Rector, usted plantea algo que en su gestión nunca se ha hecho: rendir cuentas. Yo he rendido las mías y estoy dispuesto a seguir rindiendo las que hagan falta. Ahora haga usted lo mismo con las suyas.

Tengo derecho como universitario a que también se me rinda cuenta de las cuentas de su universidad, la corporativa. ¿Díganos como CORPOULA está gestionando los programas de Doctorado en otros países, específicamente en Ecuador? ¿Cómo es eso que las inscripciones de los estudiantes extranjeros se deben hacer en dólares en cuentas de la ULA en el exterior? ¿Explíquenos cómo es que algunas autoridades (y usted mismo) han viajado al Ecuador, financiados por la misma corporación que gestionaba allá los programas de la ULA? ¿Por qué, a propuesta suya, el Consejo Universitario rescindió antes de tiempo el Convenio de dos años que tenía con esta corporación?

Juegue limpio señor Rector. Ni usted ni sus voceros lo hacen. Así las cosas, nada le da derecho a intervenir de manera fría y calculada en las facultades, y mucho menos en los departamentos y programas de estudio violentando la verdadera autonomía de cátedra y académica. Ese es el origen de la crisis por la que está atravesando en estos momentos la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. La cronología de su intervencionismo en la Facultad ha coincidido con el vilipendio a mi persona y a mi derecho a la defensa. Pero no solo eso. Por cierto, ha coincidido además con la ausencia de gestión del nuevo coordinador por usted investido.

De victimario a víctima
Como buen perpetrador usted criminaliza. Como villano pretende convertirse en héroe. De victimario a víctima.

La autocracia que usted critica hacia afuera la practica hacia adentro. En consecuencia, el problema de país que tenemos es de carácter estructural. No tiene moral para exigir nada al gobierno cuando su universidad corporativa la maneja y dirige a sus anchas. Usted ha venido secuestrando la gestión del resto de las dependencias de la universidad. Las utiliza a su antojo.

Como usted no mide sus actos por ello ha salvado el voto en el Consejo Universitario en cuestiones cruciales como lo que ocurre en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Usted con su actitud determina el tipo de respuesta que tendrá.

Tenga cuidado con su denuncia en mi contra no vaya a tener usted la misma suerte del senador que denunció en Brasil a la ex Presidenta Dilma Rousseff. A ella la separaron del cargo a él le espera otro destino.

Como usted no quiere acatar la decisión del tribunal contencioso nos encontraremos en las instancias jurisdiccionales del caso. Ahí podrá ver materializado su deseo de ser víctima y despojarse de su traje de victimario.

“Por la vara que midas serás medido”
Ahora se encuentra usted en una situación similar a la propiciada por usted en mi contra. Vueltas de la vida. ¿Qué se siente ser “difamado” y “vilipendiado” por una denuncia, que aunque no signifique una acusación y mucho menos una imputación, la incomodidad que ella conlleva por sí sola lo obliga a ocuparse de darle respuesta? ¿Sabía usted que la advertencia que le hace a sus denunciantes “por difundir información falsa, difamar el honor y la reputación de una persona y simular un hecho punible” es aplicable a su denuncia en mi contra? 

Su universidad y la nuestra
Hemos sido víctima de la criminalización académica pero “desde adentro”. La criminalización es propia de los bonapartistas, de aquellos autoritarios que esconden tras de sí el poder concentrado. Usted pretende lincharnos académicamente porque desde hace rato la academia misma le quedó grande. Basta ver el carácter del título de doctor obtenido y de la universidad donde estudió para enseguida darse cuenta de su enorme frustración. Su gran mérito académico es haber estado al frente de coordinaciones y hoy ser un rector de gabinete. Ese es usted. Tal como usted lo ha afirmado, nadie se muere de inteligencia. Tampoco usted.

Hay ingobernabilidad en la universidad porque usted dirige solo para una parte de sus miembros. Usted está en permanente campaña no sabemos para qué y solo le interesan los votos suyos. La universidad se le fue de las manos simplemente porque desde hace rato se le venció el período. Su parlamento (ese que maneja a discreción), ante la ausencia de debatir los aspectos sustantivos que aquejan a la universidad, se ha convertido en un tribunal inquisidor. La universidad ha devenido en un espacio de proselitismo partidista y usted es el jefe de fracción.

Epílogo: 232 años de secuestro de historia universitaria
Con el estallido de la primera guerra mundial los bolcheviques propusieron convertir la guerra imperial en insurrección revolucionaria. Con las distancias del caso, la implosión del país debe conllevar a la implosión de la universidad. En esta última, también todos los mandatos están vencidos.

Así como 18 años de gobierno secuestran los años de historia de la República 9 años pretenden hacerse con 232 de historia universitaria. Hoy nos encontramos en una cruzada contra un poder azul que intenta confiscar para sus propias ambiciones 232 años de historia.

Ha dicho usted que constituye un atentado a la autonomía universitaria quienes hemos acudido al contencioso administrativo. ¿Es un tribunal que conspira contra la autonomía universitaria o es su arbitrariedad como autoridad quien conculca derechos a los universitarios? ¿Por qué tantas demandas contra la Universidad en los tribunales? Se erige usted como el máximo representante de la autonomía y, sin embargo, me denuncia ante un órgano del Estado sin haberme dado el derecho a la defensa dentro de la universidad. ¿En qué quedamos?

Pero su autonomía no es la mía. Su Universidad tampoco. No sé escude en ella y vaya hasta las últimas consecuencias. He logrado que un tribunal me restituyera en mis derechos que algunas instancias y autoridades universitarias me negaron. Frente a la autocracia universitaria no he tenido otra opción sino apelar a mi derecho a la defensa y al debido proceso, mientras los espacios académicos fluyen de manera democrática.

Señor Rector, su universidad corporativa no me representa porque su mandato ya caducó. Tenga la certeza que siempre en este recinto defenderé la universidad autónoma, plural y necesaria.

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