LA SABIDURIA DEL AGUILA.
Vinicio Guerrero Mendez.
“Hermanos, considérense afortunados Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar, y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada”. (Santiago 1:2-4).
Para enseñarle a volar a sus hijos las águilas les muestran lo que ellas hacen extendiendo sus alas y dando pequeños vuelos cerca del nido. Ella sabe que la única forma en que sus bebés van a volar, es volando. Pero llegado el momento la mamá águila va a empujar a sus hijos fuera del nido. Esa es una larga caída, porque las águilas tienden a ir a los picos más altos para construir sus nidos.
Después la madre empuja al aguilucho fuera del nido, Cuando el bebé águila va de camino a las rocas, tiene dos alternativas o vuela o se estrella en las rocas. Mientras la madre espera hasta haber descendido cerca de 100 metros antes de que se abalance sobre él y lo ataje poniéndolo de nuevo en el nido, y luego comienza de nuevo.
La teoría es buena, pero no hay nada como la práctica para realmente aprender algo. Lo interesante es que el águila bebé no sabe que está listo para volar, pero la mamá águila está consciente que el tiene todo lo que necesita para volar. Solo le falta hacerlo.
Algo así es como pasa con nosotros. Nos sentimos seguros y realizados y de repente, Dios nos da una pequeña patada y estamos en caída libre. Creemos que todo se va a acabar. Luego se abalanza sobre nosotros y nos levanta.
¿Por qué Dios hace eso?
Él quiere que crezcamos y seamos fuertes espiritualmente. Quiere que aprendamos a volar y confiemos en Él y fortalecidos para soportar toda clase de pruebas.
La oración! no la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente, imperfecto.
Vinicio Guerrero Mendez.
“Hermanos, considérense afortunados Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar, y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada”. (Santiago 1:2-4).
Para enseñarle a volar a sus hijos las águilas les muestran lo que ellas hacen extendiendo sus alas y dando pequeños vuelos cerca del nido. Ella sabe que la única forma en que sus bebés van a volar, es volando. Pero llegado el momento la mamá águila va a empujar a sus hijos fuera del nido. Esa es una larga caída, porque las águilas tienden a ir a los picos más altos para construir sus nidos.
Después la madre empuja al aguilucho fuera del nido, Cuando el bebé águila va de camino a las rocas, tiene dos alternativas o vuela o se estrella en las rocas. Mientras la madre espera hasta haber descendido cerca de 100 metros antes de que se abalance sobre él y lo ataje poniéndolo de nuevo en el nido, y luego comienza de nuevo.
La teoría es buena, pero no hay nada como la práctica para realmente aprender algo. Lo interesante es que el águila bebé no sabe que está listo para volar, pero la mamá águila está consciente que el tiene todo lo que necesita para volar. Solo le falta hacerlo.
Algo así es como pasa con nosotros. Nos sentimos seguros y realizados y de repente, Dios nos da una pequeña patada y estamos en caída libre. Creemos que todo se va a acabar. Luego se abalanza sobre nosotros y nos levanta.
¿Por qué Dios hace eso?
Él quiere que crezcamos y seamos fuertes espiritualmente. Quiere que aprendamos a volar y confiemos en Él y fortalecidos para soportar toda clase de pruebas.
La oración! no la dejes nunca por nada. Ella da brillo a tus ojos, ardor a tu corazón, fuerza a tu voluntad. Persevera todos los días, sin desistir y Dios te escuchará.
Afectuosamente, imperfecto.
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